No importa cuántas estrellas vean
o pared o puerta indolente cesen,
o desde ensueños los milenios recen
que el mar tus ojos velo de sol sean
Si dejaron que tus manos se lean,
las dos tierras que aún te merecen
¿Guardan en sí mármoles que las besen?
¿Siquiera siguen las luces que crean?
Ahora nadie como vos me canta,
y entre los campos y las estaciones
se va todo sin mi consentimiento.
Siempre el pasado se me adelanta,
puedan hoy llevarme tus oraciones
y así dormir y así ser lo que siento.
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